Hotel que redefine el lujo en Asturias
l viajero que atraviesa el litoral del Cantábrico, en el hermoso trayecto entre Villaviciosa y Ribadesella, no imagina que, justo en el medio, a pocos minutos de Lastres —uno de los pueblos más fotogénicos de España—, existe un Shangri-La detenido entre siglos. Un rincón donde los hayedos se funden con el mar y las nieblas descienden suavemente por las laderas de la sierra del Sueve hasta llegar a Palacio de Luces: un hotel encantador —perteneciente a la cadena CoolRooms Hotels— enclavado en esa Asturias verde, profunda y mágica.
Con vistas al Cantábrico y a las montañas, este palacio de 1580, rehabilitado con sobriedad, acoge hoy a quienes buscan algo más que lujo. Es tiempo de abrir las puertas al silencio, a la historia y a las raíces. En su interior, las habitaciones son todo lo contrario a la ostentación, son pura elegancia contenida que dialoga con el paisaje. Las ventanas no solo enmarcan los jardines y los Picos de Europa, también recogen la luz húmeda de la mañana, la misma que tiñe los tejados de Lastres y las laderas de Colunga.

Lo que hoy es Palacio de Luces fue antaño el sueño de Juan Victorero, un hidalgo que partió a las Américas y regresó con el deseo de construir, en su tierra natal, una casona fantástica que recogiera lo vivido más allá del océano. Esa huella indiana, lejos de borrarse con el tiempo, ha sido cuidadosamente preservada en una rehabilitación respetuosa que armoniza piedra y madera, memoria y modernidad. Las estancias superiores actualizan esa herencia con materiales nobles y guiños al pasado.
Volver de Luces no es solo regresar de un reponedor descanso. Es llevarse una manera distinta de estar en el mundo: más amable, más calmada, más consciente. Asturias, en su vertiente menos transitada, se deja descubrir con la mejor hospitalidad. Y eso, en estos tiempos, es mucho más que un lujo.
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